REIVINDICACIÓN DE MARÍA DE MAGDALA
Carmiña
Navia Velasco
Pocas figuras en la historia han sido tan calumniadas y vapuleadas
como María Magdalena, primera testigo del fenómeno de la resurrección de Jesús
de Nazaret. Los evangelios canónicos y extra-canónicos nos dan algunos
elementos para reconstruir aspectos de su perfil y en ellos no encontramos
ninguna pista que la permita catalogar como una “prostituta arrepentida”. Sin
embargo a partir de que el Papa Gregorio el grande, en el año 591 (es decir
cuatrocientos cincuenta años después de los hechos), la identificó con una prostituta anónima que aparece en el
evangelio de Lucas, esta líder del cristianismo primitivo ha sido representada
miles y miles de veces en el arte (pintura, narrativa y poesía) y en las
homilías cristianas como una prostituta que dejó su oficio para seguir a Jesús.
Se trata de un caso claro de “memoria e identidad robadas”. La iglesia católica
aclaró a principios del siglo XX que era una confusión su identificación como
prostituta y en 1969, Pablo VI, le retiró el apelativo de penitente, a pesar de
ello, los curas siguieron predicándola como tal.
En los últimos años la investigación ha realizado un gran esfuerzo
para re-situar este personaje en el justo lugar que le corresponde en la historia.
Cito una mínima parte de estos esfuerzos (escojo los realizados o traducidos al
español): Carmen Bernabé, María
Magdalena: Tradiciones en el cristianismo primitivo; Jane Schaberg, La resurrección de María Magdalena; Ramón
K. Jusino, María Magdalena: ¿Autora del
Cuarto Evangelio? Igualmente fue un
gran paso la recuperación del Evangelio
de María, del cual se han ido recuperando trazos a los largo de estos decenios y cuya
recuperación nos deja ver claramente a una maestra espiritual. Estos esfuerzos
son, entre otros, los que recogen los realizadores de la reciente película: María Magdalena con guión de: Helen Edmunson y Philippa Goslett y bajo la extraordinaria
dirección del australiano: Garth Davis.
Se trata de una cinta de extraordinaria belleza con un manejo
original y de alta calidad estética de las cámaras. Los escenarios de la
filmación bellamente escogidos y el vestuario y actuación, logran recrear el
mundo bíblico sin sentimentalismos ni estridencias. Figuras sobrias pero profundamente humanas las
de Jesús de Nazaret y María de Magdala, los otros apóstoles -salvo Pedro y
Judas- se desdibujan un poco. María sigue
a Jesús y hace parte del grupo que siguiéndolo bautiza y bendice en su nombre.
Lo hace desde un amor-pasión contenido y sublimado y desde una profunda
convicción de que su mensaje nos
“salva”, nos libera… no de ningún “pecado original”, sino de nuestra condición
existencial tan vulnerable.
Pero uno de los aspectos más significativos de la película, es que
aleja de María de Magdala cualquier sombra de prostitución, violación o
vejación sexual. María, hija de una
familia patriarcal, se niega a casarse y tener hijos… esto basta para que su
clan la califique de endemoniada. En estas circunstancias llega hasta ella Jesús y la bendice logrando que en su
corazón reine la paz. Ella lo deja todo y lo sigue uniéndose al grupo. María pasa de ser una joven, hija de
familia, controlada por los varones, a ser una mujer autónoma que orienta su
vida en el servicio a los sufrientes y en el anuncio del Reino predicado por su maestro, reino que ella siempre supo no era
una reino de espadas y poder.
A pesar de que la película es tajantemente clara en este aspecto,
hoy mismo: 25 de Marzo (Domingo de Ramos), algunos críticos continúan hablado
de la prostituta, aún para referirse a la película (en la que no hay
prostitutas). Ejemplo de ello: la presentación que hace Quim Casas en El
Periódico de Cataluña (https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20180325/cine-biblico-siglo-xxi-pablo-apostol-cristo-maria-magdalena-6709685), de la película en cuestión.
Un hecho que queda muy bien delineado es la realidad del puerto de
Magdala y su dedicación a las salinas. Del nombre de este puerto viene el
apelativo de María: Magdalena… Aquí
tenemos otra de las distorsiones históricas: Magdalena se ha convertido
en sinónimo de llorar (a causa del arrepentimiento), distorsión que se sigue
repitiendo con ecos hasta el infinito.
La relectura que hacen las guionistas y el director de la
predicación evangélica, resulta también muy interesante para el mundo de hoy:
Esas palabras de Jesús están inscritas en nuestra sociedad postmoderna tan
individualista y dominada por el dinero tantas veces. Teológicamente la
película se corresponde con lecturas espirituales vigentes en el ámbito
cristiano actual.
De los hechos en cuestión: La predicación de Jesús de Galilea, su camino a Jerusalén y su condena, su relación
con María Magdalena, se han realizado en el transcurso de estos
veinte siglos… cientos de miles de lecturas, interpretaciones, aseveraciones,
disputas… alguna reconocidas como “ortodoxas”, otras -las más- calificadas de
heterodoxas, paganas o directamente heréticas… Se trata de un núcleo semántico
que en Occidente va más allá de cualquier práctica religiosa o creyente. En ese
bosque denso de representaciones, el filme del que hablamos resulta
contundente: riguroso y austero, bello y emocionante, cálido y sugerente. La
actriz norteamericana Roney Mara consigue un estrellato merecido con su gran
actuación.
Mi invitación es a ver la película, discutirla y comentarla, y sobre
todo: difundirla.
Cali, 25 de Marzo de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario