Carmiña Navia Velasco
La conocí cuando
estaba en la mitad de su vida, después de haberse retirado de su comunidad y
haber decidido venir a vivir a Cali, en 1986, a compartir su vida con los más
pobres y excluidos. Su búsqueda la llevó a una primera decisión de dejar los hábitos, pero no la Familia Franciscana, a la que siempre perteneció y de la que
siempre se sintió orgullosa. Por intermedio suyo y de otra amiga, me acerqué a
la figura de Clara de Asís, la conocí y me hice consciente de su valor. Leyendo
juntas en círculo a Clara de Asís, asumimos como nuestro horizonte, la
construcción de la sororidad.
Más allá de sus
actividades públicas que Cali conoce y los habitantes del Distrito de Aguablanca
agradecen, Alba Estela fue siempre, hasta sus últimos suspiros una buscadora
espiritual. Su ser jamás estuvo saciado en los avatares sociopolíticos y en sus
quehaceres diarios en favor de las mujeres y de los jóvenes que la rodearon… El
oratorio de su pequeña casa en Aguablanca así lo testimonia, igualmente el
trato de Hermana, que ella prefería.
Desde muy joven
en su natal Bucaramanga fue tocada por el hálito del Misterio Sagrado y eso la
llevó a entrar, casi adolescente, a la Congregación de las Hermanas Franciscanas
de María Inmaculada. Hizo los votos sin haber siquiera sacado su bachillerato
que obtuvo posteriormente en el Colegio Maridíaz
de su misma Congregación en Pasto. Se entregó,
desde la espiritualidad franciscana, a la educación de las jóvenes y muy pronto
fue nombrada rectora del Colegio Alvernia en Bogotá.
La renovación
conciliar la llevó a estudiar Pedagogía
y a encarnar en su vida la opción por los pobres impulsada en nuestros países
por la Conferencia Episcopal Latinoamericana en su Asamblea de Medellín. Posteriormente
se vincularía con las Comunidades Eclesiales de Base, desde los presupuestos de
la Teología de la Liberación.
Ya en Cali se
comprometió a fondo con el destino de las mujeres y los jóvenes de Marroquín y
del Distrito de Aguablanca en general. En
medio de estos avatares nos conocimos, cuando por iniciativa del Padre Luis
Patiño, y acompañadas por Rocío Laverde, fundamos, con algunas otras
compañeras, la Comisión Mujer - Iglesia de
la Conferencia de Religiosos de Cali. Eso fue por allá a mediados de los años
noventa, desde entonces caminamos y buscamos juntas en nuestro círculo que dejó
de llamarse Comisión Mujer-Iglesia y pasó a llamarse Círculo de Espiritualidad María de Magdala.
Alba Estela
nunca cesó en su búsqueda religiosa y espiritual. Fue además siempre una mujer
rebelde. Luchó de muchas formas para denunciar y tratar de cambiar el rol
secundario que la iglesia católica asigna a la mujer en su organización. En la
Parroquia o fuera de ella, en su fundación, Asociación
Semilla de Mostaza, en La casita de
la vida…en cualquier espacio o plataforma, siempre reivindicó para la mujer
un pie de igualdad que la institución eclesial negó y continúa negando.
De la misma
manera que siempre transitó nuevos caminos para mejorar la situación económica
de sus compañeros de barrio (Huertas caseras, casas de acogida, banco de los
pobres, propuestas de Desmond Tutú…reubicación para los desplazados y los
habitantes de la ribera del Cauca…), horadó también en el mundo de los místicos
y maestras espirituales para alimentar nuevos caminos a la Divinidad. Me
encargaba libros, no de teorías, sino de meditación, silencio interior, luces e
intuiciones en la senda de la apertura hacia la trascendencia.
Apasionada
permanente de la figura de Jesús de Nazaret, convirtió su palabra y su
propuesta en el verdadero norte de sus días. Apasionada igualmente de Francisco
y de Clara de Asís, se sintió siempre una auténtica franciscana, la identidad
que más la definió. Los últimos años de su vida profundizó, guiada por algunos
maestros, en la religión de Jesús, este
fue el lema que orientó sus lecturas diarias.
Desde esta
orilla, menos misteriosa y más ambigua que en la que ahora estás, te despedimos
con todo el amor de nuestro corazón. Te damos gracias por tu arrojo,
generosidad y enseñanza. Te abrazamos más allá de la cama en la que pasaste tus
últimos días. Que tu viaje sea un abrazo con la Energía Divina, querida
Hermana. Sigue acompañándonos con tu luz.
En memoria de Alba Estela Barreto Caro.
Desde el círculo María de Magdala
Cali, Febrero de 2019
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