jueves, 4 de julio de 2019

MARÍA, LA DE MAGDALA



Carmiña Navia Velasco.
Libro, Geografías. 


a las amigas 
con quienes camino
por estas rutas.

El amor irrumpió por tus desvelos
Atravesó tu carne
                tus entrañas
                tu ruta
amor pasión,
dardo que roturó tu corazón doliente
dardo que iluminó tu corazón amante.
fuiste amiga en sus lunas y en sus soles
fuiste apoyo
fuiste el hombro que acogió su cansancio
la mano que recogió sus soledades.

María la de Magdala
calumniada,  
olvidad,
fuiste gestora de una ruta nueva
de un camino
que alumbra otras mañanas.
Tu abrazo en el jardín
Se instauró
en la memoria por los siglos.



lunes, 25 de febrero de 2019

LA ALBA ESTELA QUE YO CONOCÍ


 Carmiña Navia Velasco

La conocí cuando estaba en la mitad de su vida, después de haberse retirado de su comunidad y haber decidido venir a vivir a Cali, en 1986, a compartir su vida con los más pobres y excluidos. Su búsqueda la llevó a una primera decisión de dejar los hábitos, pero no la Familia Franciscana,  a la que siempre perteneció y de la que siempre se sintió orgullosa. Por intermedio suyo y de otra amiga, me acerqué a la figura de Clara de Asís, la conocí y me hice consciente de su valor. Leyendo juntas en círculo a Clara de Asís, asumimos como nuestro horizonte, la construcción de la sororidad.

Más allá de sus actividades públicas que Cali conoce y los habitantes del Distrito de Aguablanca agradecen, Alba Estela fue siempre, hasta sus últimos suspiros una buscadora espiritual. Su ser jamás estuvo saciado en los avatares sociopolíticos y en sus quehaceres diarios en favor de las mujeres y de los jóvenes que la rodearon… El oratorio de su pequeña casa en Aguablanca así lo testimonia, igualmente el trato de Hermana, que ella prefería.

Desde muy joven en su natal Bucaramanga fue tocada por el hálito del Misterio Sagrado y eso la llevó a entrar, casi adolescente, a la Congregación de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada. Hizo los votos sin haber siquiera sacado su bachillerato que obtuvo posteriormente en el Colegio Maridíaz  de su  misma Congregación en Pasto. Se entregó, desde la espiritualidad franciscana, a la educación de las jóvenes y muy pronto fue nombrada rectora del Colegio Alvernia en Bogotá.

La renovación conciliar la llevó a estudiar Pedagogía y a encarnar en su vida la opción por los pobres impulsada en nuestros países por la Conferencia Episcopal Latinoamericana en su Asamblea de Medellín. Posteriormente se vincularía con las Comunidades Eclesiales de Base, desde los presupuestos de la Teología de la Liberación.

Ya en Cali se comprometió a fondo con el destino de las mujeres y los jóvenes de Marroquín y del Distrito de Aguablanca en general. En medio de estos avatares nos conocimos, cuando por iniciativa del Padre Luis Patiño, y acompañadas por Rocío Laverde, fundamos, con algunas otras compañeras, la Comisión Mujer - Iglesia de la Conferencia de Religiosos de Cali. Eso fue por allá a mediados de los años noventa, desde entonces caminamos y buscamos juntas en nuestro círculo que dejó de llamarse Comisión Mujer-Iglesia y pasó a llamarse Círculo de Espiritualidad María de Magdala.

Alba Estela nunca cesó en su búsqueda religiosa y espiritual. Fue además siempre una mujer rebelde. Luchó de muchas formas para denunciar y tratar de cambiar el rol secundario que la iglesia católica asigna a la mujer en su organización. En la Parroquia o fuera de ella, en su fundación, Asociación Semilla de Mostaza, en La casita de la vida…en cualquier espacio o plataforma, siempre reivindicó para la mujer un pie de igualdad que la institución eclesial negó y continúa negando.

De la misma manera que siempre transitó nuevos caminos para mejorar la situación económica de sus compañeros de barrio (Huertas caseras, casas de acogida, banco de los pobres, propuestas de Desmond Tutú…reubicación para los desplazados y los habitantes de la ribera del Cauca…), horadó también en el mundo de los místicos y maestras espirituales para alimentar nuevos caminos a la Divinidad. Me encargaba libros, no de teorías, sino de meditación, silencio interior, luces e intuiciones en la senda de la apertura hacia la trascendencia.

Apasionada permanente de la figura de Jesús de Nazaret, convirtió su palabra y su propuesta en el verdadero norte de sus días. Apasionada igualmente de Francisco y de Clara de Asís, se sintió siempre una auténtica franciscana, la identidad que más la definió. Los últimos años de su vida profundizó, guiada por algunos maestros, en la religión de Jesús, este fue el lema que orientó sus lecturas diarias.

Desde esta orilla, menos misteriosa y más ambigua que en la que ahora estás, te despedimos con todo el amor de nuestro corazón. Te damos gracias por tu arrojo, generosidad y enseñanza. Te abrazamos más allá de la cama en la que pasaste tus últimos días. Que tu viaje sea un abrazo con la Energía Divina, querida Hermana. Sigue acompañándonos con tu luz.


En memoria de Alba Estela Barreto Caro.
Desde el círculo María de Magdala
Cali, Febrero de 2019


lunes, 26 de marzo de 2018





REIVINDICACIÓN DE MARÍA DE MAGDALA
Carmiña Navia Velasco

Pocas figuras en la historia han sido tan calumniadas y vapuleadas como María Magdalena, primera testigo del fenómeno de la resurrección de Jesús de Nazaret. Los evangelios canónicos y extra-canónicos nos dan algunos elementos para reconstruir aspectos de su perfil y en ellos no encontramos ninguna pista que la permita catalogar como una “prostituta arrepentida”. Sin embargo a partir de que el Papa Gregorio el grande, en el año 591 (es decir cuatrocientos cincuenta años después de los hechos), la identificó con  una prostituta anónima que aparece en el evangelio de Lucas, esta líder del cristianismo primitivo ha sido representada miles y miles de veces en el arte (pintura, narrativa y poesía) y en las homilías cristianas como una prostituta que dejó su oficio para seguir a Jesús. Se trata de un caso claro de “memoria e identidad robadas”. La iglesia católica aclaró a principios del siglo XX que era una confusión su identificación como prostituta y en 1969, Pablo VI, le retiró el apelativo de penitente, a pesar de ello, los curas siguieron predicándola como tal.

En los últimos años la investigación ha realizado un gran esfuerzo para re-situar este personaje en el justo lugar que le corresponde en la historia. Cito una mínima parte de estos esfuerzos (escojo los realizados o traducidos al español): Carmen Bernabé, María Magdalena: Tradiciones en el cristianismo primitivo; Jane Schaberg, La resurrección de María Magdalena; Ramón K. Jusino, María Magdalena: ¿Autora del Cuarto Evangelio?  Igualmente fue un gran paso la recuperación del Evangelio de María, del cual se han ido recuperando trazos a  los largo de estos decenios y cuya recuperación nos deja ver claramente a una maestra espiritual. Estos esfuerzos son, entre otros, los que recogen los realizadores de la reciente película: María Magdalena con guión de: Helen Edmunson y Philippa Goslett y bajo la extraordinaria dirección del australiano: Garth Davis.

Se trata de una cinta de extraordinaria belleza con un manejo original y de alta calidad estética de las cámaras. Los escenarios de la filmación bellamente escogidos y el vestuario y actuación, logran recrear el mundo bíblico sin sentimentalismos ni estridencias.  Figuras sobrias pero profundamente humanas las de Jesús de Nazaret y María de Magdala, los otros apóstoles -salvo Pedro y Judas- se desdibujan un poco. María sigue a Jesús y hace parte del grupo que siguiéndolo bautiza y bendice en su nombre. Lo hace desde un amor-pasión contenido y sublimado y desde una profunda convicción de que su  mensaje nos “salva”, nos libera… no de ningún “pecado original”, sino de nuestra condición existencial tan vulnerable.

Pero uno de los aspectos más significativos de la película, es que aleja de María de Magdala cualquier sombra de prostitución, violación o vejación sexual. María, hija de una familia patriarcal, se niega a casarse y tener hijos… esto basta para que su clan la califique de endemoniada. En estas circunstancias llega hasta ella Jesús y la bendice logrando que en su corazón reine la paz. Ella lo deja todo y lo sigue uniéndose al grupo. María pasa de ser una joven, hija de familia, controlada por los varones, a ser una mujer autónoma que orienta su vida en el servicio a los sufrientes y en el anuncio del Reino predicado por su maestro, reino que ella siempre supo no era una reino de espadas y poder.

A pesar de que la película es tajantemente clara en este aspecto, hoy mismo: 25 de Marzo (Domingo de Ramos), algunos críticos continúan hablado de la prostituta, aún para referirse a la película (en la que no hay prostitutas). Ejemplo de ello: la presentación que hace Quim Casas  en El Periódico de Cataluña (https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20180325/cine-biblico-siglo-xxi-pablo-apostol-cristo-maria-magdalena-6709685), de la película en cuestión.

Un hecho que queda muy bien delineado es la realidad del puerto de Magdala y su dedicación a las salinas. Del nombre de este puerto viene el apelativo de María: Magdalena… Aquí tenemos otra de las distorsiones históricas: Magdalena  se ha convertido en sinónimo de llorar (a causa del arrepentimiento), distorsión que se sigue repitiendo con ecos hasta el infinito.

La relectura que hacen las guionistas y el director de la predicación evangélica, resulta también muy interesante para el mundo de hoy: Esas palabras de Jesús están inscritas en nuestra sociedad postmoderna tan individualista y dominada por el dinero tantas veces. Teológicamente la película se corresponde con lecturas espirituales vigentes en el ámbito cristiano actual.

De los hechos en cuestión: La predicación de Jesús de Galilea, su camino a Jerusalén y su condena, su relación con María Magdalena,  se han realizado en el transcurso de estos veinte siglos… cientos de miles de lecturas, interpretaciones, aseveraciones, disputas… alguna reconocidas como “ortodoxas”, otras -las más- calificadas de heterodoxas, paganas o directamente heréticas… Se trata de un núcleo semántico que en Occidente va más allá de cualquier práctica religiosa o creyente. En ese bosque denso de representaciones, el filme del que hablamos resulta contundente: riguroso y austero, bello y emocionante, cálido y sugerente. La actriz norteamericana Roney Mara consigue un estrellato merecido con su gran actuación.

Mi invitación es a ver la película, discutirla y comentarla, y sobre todo: difundirla.


Cali, 25 de Marzo de 2018







sábado, 6 de agosto de 2016


LA IMAGEN DE MARÍA DE MAGDALA O LA FASCINACIÓN MASCULINA POR LA PROSTITUCIÓN 
Como tantas otras veces en la Historia, la figura de María de Magdala vuelve a estar en el centro de miradas e intereses. El Papa Francisco ha decretado que su fiesta tendrá la misma solemnidad y lugar que las fiestas de los apóstoles masculinos; además en el ámbito católico acaba de publicarse con mucha publicidad una novela de la que es protagonista: No sé cómo amarte,  de Pedro Miguel Lamet. Pocas figuras a lo largo de los siglos han dado lugar a tanta especulación, como la de esta mujer alrededor de la cual se han derramado quintales de tinta y toneladas de pintura.

En este momento hay consenso entre los estudiosos de la Biblia y teólogos en el sentido de que los datos objetivos que tenemos sobre ella permiten afirmar que no se trataba de una prostituta. Está rastreada la confusión que dio origen a esta falsedad histórica. Desde el pontificado de Pablo VI se ha pedido a los creyentes católicos no confundir la memoria de esta seguidora y apóstol de Jesús con la de una mujer pecadora que unge sus pies. Sin embargo una novela como la de Lamet, de alta calidad literaria, sigue reforzando la falsa idea de alguien rescatado por Jesús de Nazaret del mundo de la prostitución y del pecado.

Está claro que los evangelios canónicos jamás se refieren a ella como una “pecadora arrepentida”, la presentan por el contrario como una seguidora de Jesús y primera testigo de su resurrección. Igualmente los evangelios considerados apócrifos -testimonios socio históricos de gran valor- la presentan como una líder de significativa importancia en el cristianismo naciente. No se puede encontrar una sola línea que nos hable de un pasado de pecado, la referencia a los siete demonios que de ella expulsa Jesús, muchas veces ya se ha explicado una alusión a problemas de salud, a problemas tal vez síquicos y el número siete como una afirmación de curación total. (Quien esté interesado puede consultar cualquiera de las obras que sobre este tema ha escrito, Carmen Bernabé, biblista española y quien es una autoridad en la investigación sobre María de Magdala).

Pero el desconcierto por la sexualidad femenina y la morbosidad, dio lugar a que pintores y pintoras, poetas, narradores, ensayistas y predicadores de toda laya acomodaran su imaginación a sus deseos reprimidos: la gran prostituta, la prostituta de la historia… la prostituta sagrada… y la bola creció hasta hacerse imparable. Recientemente y a partir de obras como El Código da Vinci, otra interpretación empieza también a “fascinar”: La Magdalena, la amante de Jesús de Nazaret y/o su esposa… en cualquier caso la madre de su dinastía… Este fuerte atractivo ha dado lugar a obras de calidad estética muy importante, pero ha producido también muchos relatos y pseudo-novelas de muy baja calidad.

Y sin embargo, la imaginación novelística puede ir hacia otros lados, como lo demuestran algunas de las novelas que giran alrededor de esta figura. Quiero referirme específicamente a dos, estupendas novelas, ambas de autoría femenina.

La primera de ellas, de la escritora alemana, Luise Rinser: Miryam de Magdala, publicada en Fráncfort en 1983 y traducida al español por Espasa Calpe en 1987. La novela se arraiga en una rigurosa reconstrucción histórica del ambiente galileo del siglo I de esta era. Miryam de Magdala después de la ejecución de su  maestro nos narra sus recuerdos. Tenemos acceso a una joven rebelde e independiente, desde muy niña deseosa de estudiar, de conocer la Torá y en ningún momento dispuesta a dejarse “vender” por su padre en un matrimonio beneficioso económicamente para la familia.  Desde esa autonomía que defiende se hace seguidora del Maestro de Nazaret. Por los caminos su amor por él se hace cada día mayor y viene el enamoramiento: Un amor que la mantiene en el grupo como una referencia especial.

La autora profundiza en la personalidad de Miryam, una personalidad profunda y compleja. Nos muestra su evolución interior, sus vacilaciones, sus rebeldías, finalmente su fidelidad. Igualmente asistimos a la dinámica grupal que se gesta entre los discípulos: sus cercanías y tensiones. Se trata, como ya decía, de una magnifica reconstrucción histórica y una aguda mirada sicológica. Una invitación a adentrarnos desde otros parámetros a esta figura inquietante de la historia, del arte y la literatura.

En este mismo sentido podemos hablar de otra novela de reconstrucción histórica: María Magdalena,  de la escritora e historiadora norteamericana, Margarte George, publicada en el 2002 con el nombre de: María, llamada Magdalena y traducida al español en el 2003, simplemente como María Magdalena. Otra novela reconocida de su autora, es: Memorias de Cleopatra. Se trata de un muy buen texto, en el que la imagen de esta mujer se construye otra vez desde un punto de partida diferente. María, la mujer de Magdala está felizmente casada con un hombre prestante y tiene un hijo. Al conocer al profeta galileo queda irremediablemente prendada, lo sigue como discípula y servidora. Para hacerlo, abandona su hogar, su  marido y su hijo, lo cual le granjea la mala fama de mujer de dudosa reputación en su pueblo natal.

Se trata de nuevo de una mujer de criterio, independiente, que se rebela con los condicionamientos de su época que la recluyen en el fondo de un hogar que la silencia y aísla, para convertirse en alguien autónomo que sigue su propia vocación. Su deseo de conocer y profundizar espiritual e intelectualmente, la lleva por sendas diferentes en un periplo rico y original y la sitúa en la élite de las mujeres en su época. La novela nos muestra ese periplo que culmina en el círculo más cercano e íntimo de Jesús de Nazaret.

Como ya lo decía, es muy distinto el caso de la novela de Lamet que en los albores del siglo XXI, despierta de nuevo el imaginario de la “prostituta arrepentida”. Indiscutiblemente la novela tiene aciertos: su conseguido tono poético, la pintura de un paisaje real de explotación sexual de la mujer, la construcción misma del personaje. Pero desde mi punto de vista todo esto se invalida porque el autor queda preso de nuevo de esa inquietud masculina por las oscuridades y ambivalencias del sexo femenino. En su “explicación” Pedro Miguel Lamet dijo no querer renunciar a que su protagonista hubiera tenido una infancia atormentada… Más allá de los imaginarios de la prostitución hay múltiples maneras de imaginar la infancia desgraciada de una mujer joven y bonita. En la novela de George por ejemplo, esos “tormentos” tienen que ver con sus infidelidades al Dios hebreo y su fascinación por la Diosa…

En fin, que aunque el estudio bíblico nos muestre algunas evidencias, los imaginarios tardarán siglos en cambiarse.

Carmiña Navia Velasco
Círculo Espiritual María de Magdala 
Cali Agosto de 2016


sábado, 1 de noviembre de 2014



¡PRIMAVERA ECLESIAL YA!




Pedimos lo justo, soñamos lo imposible 

Venimos de un largo caminar latinoamericano y caribeño, somos parte de un proceso de ricas experiencias eclesiales: traemos la herencia, la sabiduría de la caminata bíblica, de las Comunidades Eclesiales de Base, del compromiso socio-eclesial ecuménico y comunidades alternativas.

Nos ha convocado el sueño posible de la primavera eclesial nacida del espíritu reformador del Concilio Vaticano II y sobreviviente de un largo invierno eclesial. Nos sigue convocando las justas exigencias de una iglesia de los pobres que camine por los derroteros de: el sacerdocio femenino, el celibato sacerdotal opcional, la transformación del Estado Vaticano en red internacional de justicia, paz e integridad de la creación, la democratización laical a partir de asambleas eclesiales con protagonismo de mujeres y jóvenes y la transformación del Banco Vaticano (IOR) en banca social de los pobres para luchar contra la pobreza en el mundo[1]; como puntos de partida para una renovación eclesial profunda y duradera.

Para alimentar este sueño compartido por muchas y muchos nos congregamos, los pasados días 28 al 30 de agosto en el Departamento Ecuménico de Investigaciones (San José, Costa Rica), teólogas y teólogos de diversas latitudes de nuestra América. A la luz de la memoria de nuestros mártires, hemos continuado orando, compartiendo el pan y reflexionando arduamente sobre la realidad que viven nuestros pueblos y los retos que representa para nuestras comunidades de fe. Confirmamos nuestros compromisos y hemos comprendidos que no será posible nuestra utopía si no unimos las manos y los corazones de tantos y tantas que también construyen el mismo sueño, en innumerables lugares que, como pequeñas luces, iluminan el caminar de los pueblos y con los pueblos.
Por ello al finalizar nuestro Encuentro de experiencias de primavera eclesial, dirigimos nuestra palabra a cada uno y a cada una:

Ø A toda persona constructora de un mundo donde quepan otros mundos.
Ø A toda persona constructora de experiencias eclesiales, liberadoras, de base, marginales y alternativas.
Ø A todas las personas y comunidades que en los últimos 40 años han trabajado más allá de los márgenes institucionales eclesiales excluyentes.
Ø A toda persona luchadora y defensora de los derechos humanos, la dignidad y la justicia.
Ø A toda persona expectante y perpleja del momento actual de la Iglesia Católica.

Denunciamos que por nuestros compromisos, hemos experimentado el cierta represión de algunas instituciones eclesiales y que, desde nuestras opciones, vivimos la soledad, en un tiempo impreciso, de búsquedas, de preguntas, de incertidumbres, donde los lugares liberadores que encontramos para vivir nuestras convicciones fueron y siguen siendo la calle, los bordes, los límites de la iglesia y la sociedad.

Anunciamos que en estos lugares hemos encontrado pueblos indígenas agraviados, mujeres violentadas y humilladas sistemáticamente en la sociedad y las iglesias, campesinos y afrodescendientes marginados y explotados, millones de niñas y niños que padecen hambre o migran solos por necesidad o supervivencia, jóvenes sin alternativas y expuestos a la violencia criminal y estructural, personas con capacidades diferenciadas; lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexo (LGBTI) que sufren discriminaciE oclamar queva a decirl papel de las mujeres tan fundamental como invisibilizado en nuestras comunidades eclesialesón, comunidades enteras desplazadas, migrantes y refugiados en situación de extrema vulnerabilidad, toxicodependientes, gente en situación de calle… y muchos rostros más que viven en la exclusión. Con ellas y ellos construimos nuevos tejidos, aprendimos y aprendemos nuevas formas de ser comunidad.

Esta nueva manera de sentirnos iglesia es y ha sido una experiencia en contracorriente, en contextos adversos, de persecución, de incomprensión, que nos alejó de formas eclesiales institucionales pero posibilitó caminar por otros senderos y construir identidades eclesiales más libres, creativas, esperanzadoras, resistentes, dialogantes, no-patriarcales y articuladas con actores sociales no-religiosos de forma más participativa, horizontal, justa.

También hizo posible asumir las banderas de lucha de diferentes actores sociales y en contextos diversos y plurales, para construir espiritualidades más encarnadas, humanas, no exclusivamente confesionales, ecuménicas y abiertas a diversas sensibilidades y subjetividades. Al grado de construir modelos, estilos, maneras eclesiales más sencillas y humildes, sin perder la perspectiva de los pobres, la profundidad compasiva, ni la crítica profética. Reivindicando el papel de las mujeres tan fundamental como invisibilizado en nuestras comunidades eclesiales. Apostando por lo pequeño sin perder la utopía, sin un nombre pero con muchos nombres, que nos lleva a proclamar que:

Ø  Mantenemos la esperanza al mirar que hemos entrado ya en un tiempo de primavera; aunque sabemos que el invierno eclesial y social no ha sido superado en su totalidad, sigue siendo un proceso, desafío y tarea común.
Ø  Tomamos conciencia del crimen organizado en los rostros del armamentismo, narcotráfico, trata y tráfico de personas, violencia criminal y de estado, represión y muerte a migrantes; consecuencia de un sistema neoliberal que por primera vez un papa, Francisco, ha condenado como la raíz de todos los males, como una economía de la exclusión y de la iniquidad, que mata y genera una dictadura sin rostros (EvangeliiGaudium, 52-75).
Ø  Denunciamos que ese modelo está dañando gravemente a la madre tierra y la hermana agua, nuestra Pachamama, agotando la vida que nos da por el abuso de sus ríos y lagos, bosques, selvas y montañas, destruyendo ecosistemas completos y poniendo en riesgo la sustentabilidad del planeta entero.
Ø  En tal contexto escribimos el Evangelio con alegría, afuera, en la calle y en la tierra.
Ø  Hemos encendido muchas luces en el tiempo de las tinieblas ahora es tiempo de encender luces en espacios todavía oscuros y confusos.
Ø  Hemos aprendido a vivir la fe a partir de preguntas y búsquedas más allá de dogmas y convicciones que dábamos por definitivas.
Ø  Lo que construimos sobre roca sobrevivió a las tormentas, y las “flores sin defensa” encontraron suelo firme donde volvieron a florecer.
Ø  La lectura popular de la biblia abrió caminos para escuchar a Dios en la nueva historia de la humanidad y de la madre tierra.

Hemos abierto muchas puertas pero urge abrir muchas más. Deseamos mantener viva la memoria de nuestras resistencias, las de nuestros pueblos que desde su fe se organizan en la calle, la periferia.
Para cuidarnos y fortalecernos convocamos a todas y todos a:

1.    Construir una agenda latinoamericana de la primavera eclesial que articule, describa, aproxime nuestros sueños, a partir de preguntas como: ¿por dónde caminaría? ¿cuáles serían esos nuevos derroteros de la utopía?
2.    Articular nuestras luchas, a través de la puesta en común de nuestros sueños, donde nos reconozcamos unos a otros, unas a otras y, siguiendo el símbolo del caracol zapatista, vayamos haciendo camino y siendo fuerza centrífuga que sale del corazón hacia la transformación del mundo. ¿Cómo podríamos lograr esto?
3.    Dar un primer paso sumando nuestras firmas a esta proclama donde hacemos manifiesto nuestro deseo de fortalecer una espiritualidad liberadora en todos los rincones de nuestro continente latinoamericano y caribeño, y del mundo entero.
Alimentamos una convicción profunda de que sumaremos muchos nombres, rostros, resistencias y colocamos para empezar las nuestras: 
11 de octubre de 2014,
52 aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II,
inicio de la Primavera Eclesial


Firmantes:
1.    Silvia Regina de Lima Silva, Departamento Ecuménico de Investigaciones (San José, Costa Rica)
2.    Viki Falcón, Casa Cultural Tejiendo Sororidades (Cali, Colombia)
3.    Gabriela Juárez Palacios, Observatorio Eclesial (México, D.F.)
4.    Fernando Torres Millán, Kairós Educativo (Bogotá, Colombia)
5.    José Gpe. Sánchez Suárez, Observatorio Eclesial (México, D.F.)
6.    Armando Márquez Ochoa, Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad con América Latina - SICSAL
7.    Pablo Richard Guzmán, Departamento Ecuménico de Investigaciones (San José, Costa Rica
8.    Carmiña Navia Velasco, Casa Cultural Tejiendo Sororidades (Cali, Colombia)
9.    Sandra Nancy Mansilla, Comunidad Teológica Rajab (Buenos Aires, Argentina)
 
Correo para sumar firmas a la proclama y enviar propuestas para una agenda eclesial latinoamericana: primaveraeclesial@gmail.com








[1]Demandas expresadas públicamente en julio de 2013 y firmadas hasta ahora por medio millar de personas de todo el mundo.




martes, 22 de julio de 2014


María Magdalena, pionera de la igualdad.
 



Juan José Tamayo, teólogo
22 de julio, fiesta de María Magdalena 

A cuantas personas y organizaciones luchan por la emancipación
de las mujeres, con mi solidaridad fraterno-sororal

¿Pecadora (arrepentida), prostituta (penitente), endemoniada (curada por Jesús), mujer sensual, arquetipo de las sexualidad femenina (¡puro sexo!), sirvienta, amiga, amante, esposa de Jesús de Nazaret? Éstas y otras imágenes similares de María Magdalena están tan grabadas, casi a fuego, en el imaginario religioso de la gente, sea cristiana o no, que no son fáciles de desmentir.

Responsabilidad no pequeña tienen, al menos en la imágenes más negativas, algunos evangelistas, especialmente Lucas, que dice que de la Magdalena “habían salido siete demonios” y, de otras mujeres seguidoras de Jesús que “habían sido curadas del espíritus malignos y de enfermedades” (Lc 8,2). No están exentos de responsabilidad los intérpretes varones del Nuevo Testamento, que relacionan a María Magdalena con la pecadora perdonada que besa los pies de Jesús, los unge con perfume y los seca con sus cabellos.

Las representaciones que acentúan su desbordante sensualidad proceden sobre todo del mundo pictórico. Las imágenes más morbosas que tienen que ver con la relación afectiva de Jesús con María Magdalena han sido reforzadas y amplificadas recientemente por obras literarias y cinematográficas de ficción, algunas de dudosa calidad artística como El Código da Vinci.

¿Responden estas imágenes a la realidad o son mera ficción literaria? ¿Pertenecen a la historia o a la leyenda? ¿La María Magdalena así descrita es un personaje real o puramente imaginario? Sobre su existencia no parece haber dudas. Las pruebas son tozudas al respecto como demuestran investigaciones recientes de gran solidez científica en el terreno histórico-critico. Sirvan dos como botón de muestra.

Una es La resurrección de María Magdalena, de Jane Schaberg (Verbo Divino, Estella, 2008), rigurosa investigación interdisciplinar de las fuentes cristianas canónicas de la Biblia hebrea y del Testamento cristiano, así como de los escritos gnósticos y de la arqueología, del arte y de las leyendas, que recupera la figura de María Magdalena liberada de las imágenes negativas que sobre ella han construido la ideología patriarcales desde los propios textos canónicos hasta la exégesis actual. Otra es La historia oculta. María, madre de Jesús, y María Magdalena, de Lluís Busquets Grabulosa (Destino, Barcelona, 2009), que, analizando los mismos textos de la obra anterior, deja sin argumentos la contraposición que algunas comunidades cristianas establecieron interesadamente entre María de Nazaret, considerada madre virginal de Jesús y de los creyentes cristianos, y María Magdalena, comparada con la Eva pecadora.

A pesar de su fuerte sesgo patriarcal y androcéntrico, los llamados evangelios canónicos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) ofrecen una imagen de María Magdalena diferente de los estereotipos vigentes. La ciudadana de Magdala pertenecía al grupo de seguidores y seguidoras de Jesús de Nazaret de la primera hora, es decir, acompañaba a Jesús desde el comienzo del movimiento en Galilea. Quizás formara parte del colectivo de mujeres galileas que disponían de autonomía económica y se reunían para celebrar comidas comunitarias, realizar prácticas de curaciones y celebrar encuentros de reflexión teológica. Este movimiento se inscribía en las luchas emancipatorias contra la opresión política y patriarcal, y posibilitó, sin duda, el carácter igualitario del grupo de seguidores y seguidora de Jesús de Nazaret. María Magdalena acompañó a Jesús en los momentos más difíciles de su vida pública, cuando, sólo ante el peligro, sus más cercanos seguidores lo abandonaron y algunos le negaron descaradamente. El momento más dramático fue el de su muerte, dolorosa y humillante en extremo, como era la crucifixión, el suplicio más cruel e ignominioso, según Cicerón, reservado a los delitos de carácter político o militar. En el caso de Jesús, judío y súbdito –no ciudadano- romano, convergían los dos rostros de la ignominia: era maldito de Dios, como decían las Escrituras judías (“Maldito el que pende de un madero”), y sedicioso político. No resultaba fácil mantenerse seguidor hasta el final de un condenado a muerte por subversivo y blasfemo, y menos aún continuar su causa, como hizo María Magdalena. Todo lo contrario: era muy peligroso ya que el poder ponía tomar represalias contra quienes acompañaban al condenado por considerarlos cómplices.

Otra prueba, quizás la más importante, del reconocimiento del liderazgo de María Magdalena en los evangelios canónicos es su presentación como primera testigo de la resurrección. Testimonio que le concedía una autoridad especial y la situaba en un lugar preferente en el movimiento de Jesús. Es ella la primera que experimenta la resurrección del Maestro en un encuentro de hondo contenido místico y la que se lo comunica a los demás discípulos, que no creen en sus palabras porque, al ser mujer, no la consideran ni fiable, ni creíble, ni relevante. Es precisamente de la experiencia de la resurrección del Crucificado, vivida y testificada por María Magdalena y las mujeres que la acompañaban, de donde nace la Iglesia cristiana, que da continuidad al movimiento puesto en marcha por Jesús de Nazaret en Galilea. Por tanto, sin las mujeres quizás el movimiento de Jesús no hubiera continuado, ni hubiera existido la Iglesia cristiana.

Sin embargo, pronto tomaron las riendas de aquel grupo marginal, contrahegemónico, carismático e itinerante los varones y lo convirtieron en una organización jerárquico-piramidal-patriarcal o, si se prefiere, en una patriarquía, que muy poco tenía que ver con el primer movimiento igualitario de Jesús. ¿Qué había pasado? Quizás lo que aforísticamente afirmaba el teólogo modernista francés Alfred Loisy: “Jesús anunció el reino y lo que vino fue la Iglesia”.

Los evangelios apócrifos, especialmente el Evangelio de Felipe, el Evangelio de Tomás, el Evangelio de María, Pistis Sofía, Diálogos del Salvador y el Evangelio de Santiago ofrecen otros elementos igualmente importantes para reconstruir la figura de María Magdalena. Destaquemos algunos, siguiendo el análisis de Jane Schaberg, si bien de manera tentativa y provisional: - Ella existe como personaje y memoria en un mundo cuyos textos acusan un lenguaje androcéntrico y patriarcal - Se expresa con atrevimiento y osadía en un mundo real y simbólico dominado por varones. Esto le da un relieve especial. - Es una persona preeminente entre los seguidores y seguidoras de Jesús, posee autoridad espiritual y ejerce un liderazgo en igualdad de condiciones con los discípulos. - Recibe visiones privilegiadas y mensajes de Jesús que no tienen los discípulos. Es presentada como compañera íntima de Jesús.

- Está en conflicto con algunos discípulos varones por la fiabilidad de su testimonio. Éstos llegan a protestar por la cercanía de María de Magdala con Jesús. - Aparece como consoladora y maestra de los demás discípulos. Es elogiada por su inteligencia superior.

En los textos analizados, tanto los canónicos como los apócrifos, María Magdalena aparece como continuadora de la tradición profética de Israel, iniciadora de la creencia cristiana en la resurrección, sucesora de Jesús de Nazaret y heredera de su autoridad espiritual. La teología feminista recurre a ella como fuente de autoridad y un punto de referencia para la puesta en marcha de un cristianismo alternativo, sin las discriminaciones de género que perviven en la mayoría de las Iglesias cristianas hoy.

María Magdalena es, sin duda, una figura para el mito y la leyenda, pero también un icono en la lucha por la emancipación de las mujeres, a la que apelan los movimientos feministas como referente irrenunciable en la construcción de una sociedad sin violencia, sin discriminación y sin desigualdad por razones de género. María de Magdala responde ejemplarmente, creo, al perfil de Ethel Smyth, personaje de una de las novelas de Virginia Woolf, a la que describe de esta guisa: “Pertenece a la raza de las pioneras, de las que van abriendo camino. Ha ido por delante, y talado árboles, y barrenado rocas, y construido puentes, y así ha ido abriendo camino para las que van llegando tras ella”.

¡Ojalá que cada vez seamos más los hombres y las mujeres de todos los credos e ideologías, etnias y culturas que, sin ser pioneros y pioneras, al menos sigamos el camino de la emancipación abierto por María de Magdala hace veinte siglos!